Friday, February 24, 2012


El poder de la mente






La importancia de considerar la renovación de nuestra mente constantemente, eso nos dará la bendición de crecimiento. La renovación de nuestra manera de pensar nos dará la capacidad de comprender la voluntad de Dios. Nos llevara a lo perfecto y agradable.

Rom. 12:1-2.

“Así, hermanos, os ruego por la misericordia de Dios, que presentéis vuestro cuerpo en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto razonable. Y no os conforméis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que podáis comprobar cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

En todo ser humano hay una lucha, desde que nacemos estamos bajo la ley del pecado y por lo tanto ser fieles a Dios, seguir las pautas correctas requiere que luchemos por el bien, por lo recto. Allí nuestra mente cumple un papel súper importante. Es con la mente que podemos decidir que hacer, como hacer, donde hacerlo y para quien hacerlo. La mente tiene el poder de ayudarnos en este vivir de la vida para bien o para mal. La decisión es de cada uno de nosotros.

Rom. 7:25.

“¡Gracias doy a Dios, por nuestro Señor Jesucristo!  Así, dejado a mí mismo, con la mente sirvo a la Ley de Dios, pero con la carne a la ley de pecado.”

Proverbios 11:20.

“El Eterno aborrece la mente (corazón) perversa, pero los de camino intachable le son agradables.”

Nuestra meta es amar a Dios, servirle y ser de bendición en la humanidad. Pero este estilo de vida requiere completa entrega. Debemos realizar esta experiencia de todo corazón, toda el alma y toda la mente. La combinación de estos poderes que están latentes en el hombre es lo que da oportunidades a los hombres y abre puertas que de otra manera solo serian posibilidades o sueños.

Mateo 22:37.

“Jesús respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y toda tu mente.”





La importancia de la mente en cada ser humano

La obra más delicada.

Tratar con las mentes humanas es la obra más delicada en la cual los hombres estuvieron alguna vez ocupados.- 3T 269 (1873).

Conocer las leyes que rigen la mente y el cuerpo.

Es deber de toda persona, para su propio bien y el de la humanidad, conocer las leyes de la vida y obedecerlas con toda conciencia.  Todos necesitan conocer el organismo más maravilloso: el cuerpo humano.  Deberían comprender las funciones de los diversos órganos y como éstos dependen unos de otros para que todos actúen con salud.  Deberían estudiar la influencia de la mente en el cuerpo, la del cuerpo en la mente, y las leyes que los rigen. -MC 89, 90 (1905).

Adiestrar y disciplinar la mente.

No importa de quién se trate. . . el Señor os ha bendecido con facultades intelectuales capaces de vasto desarrollo.  Cultivad vuestros talentos con fervor perseverante.  Educad y disciplinad la mente por el estudio, la observación y la reflexión.  No podéis encontraros con la mente de Dios a menos que pongáis en uso toda facultad.  Las capacidades mentales se fortalecerán y desarrollarán si salís a trabajar con el temor de Dios, con 4 humildad, y con una ferviente oración.  Un propósito resuelto realizará milagros. -NB 302, 303 (1915).

El potencial de la mente disciplinada.

Tiene que practicar la disciplina propia. . . Una mente común, bien disciplinada, efectuará una obra mayor y más elevada que la mente mejor adecuada y los mayores talentos sin el dominio propio. -PVGM 269, 270 (ed. PP); 234 (ed. ACES) (1900).

Tratar con las mentes es la mayor obra.

El futuro de la sociedad está indicado por la juventud de hoy.  En los jóvenes vemos a los futuros maestros, legisladores y jueces, los dirigentes y el pueblo que determinarán el carácter y el destino de la nación.  Por lo tanto, cuán importante es la misión de los que han de formar los hábitos e influir en las vidas de la generación que surge.

Tratar con las mentes es la mayor obra jamás confiada a los hombres.  El tiempo de los padres es demasiado valioso para gastarlo en la complacencia del apetito o para ir en pos de la riqueza o de la moda.  Dios ha colocado en sus manos a la preciosa juventud no sólo para que se la capacite para un lugar de utilidad en esta vida, sino para que sea preparada para las cortes celestiales. -Te 240 (1886).

La utilidad del maestro depende de su mente disciplinada.

La utilidad del maestro no depende tanto de su caudal de conocimientos como del nivel que se propone alcanzar.  El verdadero maestro no se contenta con pensamientos indefinidos, una mente indolente o una memoria inactiva.  Trata constantemente de progresar más y aplicar mejores métodos.  Su vida es de continuo desarrollo.  En la obra de semejante maestro hay una frescura y un poder vivificante que despierta e inspira a los alumnos. -Ed 278 (1903).

Se esforzará por alcanzar la más alta norma de excelencia mental y moral.

Grande conocimiento es el conocerse a sí mismo.  El maestro que se estime debidamente permitirá que Dios amolde y discipline su mente. Y reconocerá la fuente de su poder. . . El conocimiento propio lleva a la humildad y a confiar en Dios; pero no reemplaza a los esfuerzos para el mejoramiento de uno mismo.  El que comprende sus propias deficiencias no escatimará empeño para alcanzar la más alta norma de la excelencia física, mental y moral.  Ninguno que esté satisfecho con una norma inferior debiera tener parte en la educación de los jóvenes. -CM 65 (ed. PP); 55 (ed. ACES) (1896).

Prepara para la eternidad.

En todo vuestro trabajo, haced como el labrador cuando trabaja para obtener los frutos de la tierra.  Aparentemente desperdicia la simiente; pero, oculta en el suelo, ella germina.  El poder del Dios vivo le da vida y vitalidad, y se ve "primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga" (Mar. 4: 28).  Estudiad este proceso maravilloso. ¡Oh, hay tanto que aprender, tanto que comprender!  Si perfeccionamos nuestra mente hasta lo máximo de nuestra capacidad, continuaremos durante las edades eternas estudiando los caminos y las obras de Dios, y sabiendo más acerca de él. -CM 239 (ed.  PP); 192 (ed.  ACES) (1913).

La ciencia del cristianismo y la mente.

Hay en el cristianismo una ciencia que debe dominarse, una ciencia tanto más profunda, amplia y elevada que cualquier ciencia humana, como los cielos son más elevados que la tierra.  La mente tiene que ser disciplinada, educada, preparada; porque los hombres han de prestar servicio a Dios, en maneras diversas que no están en armonía con la inclinación innata. A menudo uno debe desechar la preparación y la educación de toda la vida, a fin de poder aprender en la escuela de Cristo.  El corazón debe ser enseñado a permanecer firme en Dios.  Ancianos y jóvenes han de formar hábitos de pensamiento que los habilitarán para resistir la tentación.  Deben aprender a mirar hacia arriba.  Los principios de la Palabra de Dios -principios que son tan altos como los cielos y que abarcan toda la eternidad- han de ser comprendidos en su relación con la vida diaria. Todo acto, toda palabra, todo pensamiento, tiene que estar de acuerdo con estos principios. -CM 20, 21 (ed.  PP); 19, 20 (ed.  ACES) (1913).

Progresar sólo por medio del conflicto.

Ninguna ciencia equivale a la que desarrolla el carácter de Dios en la vida del estudiante.  Los que llegan a ser discípulos de Cristo encuentran que se les proporcionan nuevos motivos de acción y que adquieren nuevos pensamientos, de los que deben resultar nuevas acciones.  Pero los tales pueden progresar únicamente por medio de conflictos; porque hay un enemigo que contiende siempre contra ellos, presentándoles tentaciones que hacen que el alma dude y peque. Hay tendencias al mal, hereditarias y cultivadas, que deben ser vencidas.  El apetito y la pasión han de ser puestos bajo el dominio del Espíritu Santo.  No tiene término la lucha de este lado de la eternidad. Pero aunque hay que sostener batallas constantes, también hay preciosas victorias que ganar; y el triunfo sobre el yo y el pecado es de más valor de lo que la mente puede estimar. -CM 21 (ed.  PP); 20 (ed.  ACES) (1913).

Es deber de todo cristiano desarrollar la mente.

Es deber de todo cristiano adquirir hábitos de orden, minuciosidad y prontitud.  No hay excusa para hacer lenta y chapuceramente el trabajo, cualquiera sea su clase.  Cuando uno está siempre en el trabajo, y el trabajo nunca está hecho, es porque no se ponen en él la mente y el corazón.  La persona lenta y que trabaja con desventajas, debiera darse cuenta de que ésas son faltas que deben corregirse.  Necesita ejercitar su mente haciendo planes referentes a cómo usar el tiempo para alcanzar los mejores resultados. Con tacto y método, algunos realizarán tanto trabajo en cinco horas como otros en diez. Algunos que se ocupan en las tareas domésticas están siempre trabajando, no porque tengan tanto que hacer, sino porque no hacen planes para ahorrar tiempo. Por su manera de trabajar lenta y llena de dilaciones, se dan mucho trabajo por cosas muy pequeñas.  Pero todos los que deseen pueden vencer esos hábitos de morosidad y excesiva meticulosidad.  Tengan los tales un propósito definido en su obra.  Decidan cuánto tiempo se requiere para hacer una tarea determinada, y entonces dedíquese todo esfuerzo a terminar el trabajo en ese tiempo.  El ejercicio de la voluntad hará más diestras las manos. -PVGM 279 (ed. PP); 242 (ed. ACES) (1903).

Adiestrar todos los poderes de la mente y del cuerpo.

Dios ha dado un cerebro a cada ser humano.  Desea que sea usado para su gloria. . . No tenemos demasiado poder mental ni demasiada facultad para razonar.  Hemos de educar y desarrollar cada facultad mental y física, el mecanismo humano que ha comprado Cristo, a fin de que podamos usarlo de la mejor manera posible.  Hemos de hacer todo lo que podamos para fortalecer esas facultades, pues Dios se agrada de que cada vez lleguemos a ser colaboradores más y más eficientes con él. -1MS 117 (1904).

La mente cultivada es la medida del hombre.

No penséis nunca que ya habéis aprendido bastante, y que podéis cejar en vuestros esfuerzos. La mente cultivada es la medida del hombre. Vuestra educación debe proseguir durante toda la vida; cada día debéis aprender algo y poner en práctica el conocimiento adquirido. -MC 399 (1905).

La similitud que existe entre un campo inculto y una mente sin preparación es asombrosa.  Los niños y los jóvenes ya tienen en sus mentes y corazones semillas corrompidas, listas para brotar y producir su cosecha de perversión; y se requiere el mayor cuidado y vigilancia en el cultivo y aprovisionamiento de la mente con las preciosas semillas de la verdad bíblica. . .-RH, 9 de Nov. de 1886, NEV 204.

Adquirir conocimiento y cultura mental.

Del debido aprovechamiento de nuestro tiempo depende nuestro éxito en 8 la adquisición del conocimiento y cultura mental.  El cultivo del intelecto no ha de ser impedido por la pobreza, el origen humilde o las condiciones desfavorables. . . Un propósito resuelto, un trabajo persistente y la cuidadosa economía del tiempo capacitarán a los hombres para adquirir los conocimientos y la disciplina mental que los calificarán para casi cualquier posición de influencia y utilidad. -PVGM 278, 279 (ed.  PP); 241, 242 (ed.  ACES) (1900).

Es necesario comprender la mente al tratar a los enfermos.

Se necesita mucha sabiduría para tratar las enfermedades causadas por la mente.  Un corazón dolorido y enfermo, un espíritu desalentado, necesitan un tratamiento benigno. . . La simpatía y el tacto serán muchas veces de mayor beneficio para el enfermo que el tratamiento más hábil administrado con frialdad e indiferencia. -MC 187, 188 (1905).

Comprender las mentes y la naturaleza humana ayuda en la obra de la salvación.

Decidíos a ser tan útiles y eficientes como Dios os pide que seáis.  Sed cabales y fieles en todo lo que emprendáis.  Aprovechad todas las ventajas que haya a vuestro alcance para fortalecer el intelecto.  Combinad el estudio de los libros con el trabajo manual útil, y mediante el esfuerzo fiel, la vigilancia y la oración, obtened la sabiduría de origen celestial.  Esto os dará una educación equilibrada.  Así podréis elevaros en carácter, y adquirir una influencia sobre otras mentes, que os capacitará para dirigirlas por el sendero de la justicia y la santidad. -PVGM 269 (ed.  PP); 233, 234 (ed.  ACES) (1900).

Los mecánicos, los abogados, los negociantes, los hombres de todos los oficios y profesiones, se educan a fin de llegar a dominar su ramo. ¿Deben los que siguen a Cristo ser menos inteligentes, y mientras profesan dedicarse a su servicio ignorar los medios y recursos que han de emplearse?  La empresa de ganar la vida eterna es superior a toda consideración terrenal.  A fin de conducir a las almas a Cristo,  debe conocerse la naturaleza humana y estudiarse la mente humana.  Se requiere mucha reflexión cuidadosa y ferviente oración para saber cómo acercarse a los hombres y las mujeres a fin de presentarles el gran tema de la verdad. -1JT 454, 455 (1876).

Las facultades cultivadas aumentarán la demanda de nuestros servicios.

Por falta de determinación de echar mano de si mismos y reformarse, las personas pueden volverse estereotipadas en cierto curso equivocado de acción; o mediante el cultivo de sus facultades pueden adquirir capacidad para realizar el mejor servicio. Entonces sus servicios serán solicitados en todas partes. Serán apreciados en todo lo que valen. -PVGM 279, 280 (ed. PP); 242 (ed. ACES) (1900).

Podemos alcanzar casi la excelencia de los ángeles.

El Señor le ha dado al hombre capacidad para mejorar continuamente, y le ha concedido toda ayuda posible en el trabajo.  Mediante las provisiones de la gracia divina, podemos alcanzar casi la excelencia de los ángeles. -RH, 20 de junio de 1882, NEV 220.  - Mente Carácter y Personalidad tomo 1 pg 3- 9.



Con todo esto es de importancia que como hijos de Dios, como seres humanos veamos la bendición, el potencial que poseemos en la mente. Debe ser usada para el bien, ella esta a favor de cada ser humano. Pero es el ser humano el que decide como usarla y para que usarla. Es interesante que la mente es lo que uno quiere que sea,  y ella hace de nosotros lo que se la dispone realizar. Cuidado con esta bendición se puede volver una maldición sino lo sabernos usar.



Por lo tanto el mensaje es:

Efe. 4: 21-24.

“Renovad la actitud de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado para ser semejante a Dios en justicia y santidad.”

Sinceramente su hermano quien desea el desarrollo de su mente,  carácter y personalidad para la eternidad.

Miguel Martin






La importancia de las cosas pequeñas

Ellas determinan el carácter y destino de cada ser humano




Lucas 16:10.

"El que es fiel en lo muy poco, también en lo más será fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más será injusto.”

El primer punto en este versículo es la frase que dice: “El que es” en esta frase encontramos claramente que todo hombre y mujer verdadera debe saber quién es. El que sabe quién es sabe que “El que es”.

El segundo punto que descata aquí es que el que sabe lo que quiere sabe que Es y sabe esto se logra con fidelidad y por ello el es “fiel. Fiel en todo, fiel a Dios, a su vida, a su carácter y misión. En otras palabras el que sabe que quiere es fiel.

El tercer punto que nos enseña este versículo es que esta persona entiende que para poder ser lograr grandes cosas el aprecia, cuida y vive fielmente las cosas pequeñas. Así se cumple en el fiel en lo muy poco.  Aquí en esta frase radica la verdad de todo éxito, fidelidad en las cosas pequeñas cosas siempre y en todo.

Dios es claro y nos dice:

Mateo 25:21.

"Su señor le dijo: '¡Bien, siervo bueno y fiel! Sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor'.”

El que aprende a ser fiel en lo poco, en las cosas pequeñas la ley divina dicta que el será prosperado, será elevado, será promovido por la misma ley divina y universal que dicta que el que es fiel en lo poco Dios mismo promete que lo será en las cosas grandes.

La razón porque muchos no gozan de éxito en la vida, en el trabajo en la obra de Dios es porque no han aprendido ser fieles en lo muy poco, en esos deberes comunes de la vida, del hogar, del empleo. Cuidado como hacemos las cosas pequeñas.

Los hombres y mujeres cristianos de éxito y prosperidad entienden lo siguiente:

Cantares 1:5-6.

“Hijas de Jerusalén, morena soy, pero codiciable, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón. No reparéis que soy morena, porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron conmigo, y me hicieron guarda de viñas. Y mi viña, la que era mía, no guardé.”

Aquí encontramos

:

·         Esta mujer simbólico en cantares símbolo del pueblo de Dios.

·         Esta mujer es diferentes a los demás.

·         Lamentablemente esta mujer cuido todo menos su propia “viña ”

En este contexto la viña que no cuido representa su propia vida, carácter y bendiciones, dones, talentos que no cuido. Muchos son como esta mujer, cuida todo menos su propia vida. 



El consejo es que tengamos cuidado con las cosas pequeñas, ellas nos construyen o destruyen. Las cosas pequeñas abren o cierran puertas para nuestro futuro. 

Cantares 2:15.

“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas. Porque nuestras viñas están en flor.”

El consejo es claro, cazad, matar, desapareced esas cosas pequeñas que echan a perder nuestra vida, carácter y personalidad. Y utilicemos las cosas pequeñas de valor, de verdad para recibir la bendición de la ley que dicta que el que fue fiel en lo poco “sabe” que será elevado, prosperado y promovido a las cosas grandes del cielo.

Consejos de la inspiración



“Cristo dijo: "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel" (Luc. 16: 10).  Algunos piensan que no es necesario ser muy exactos en las cosas pequeñas; pero esto constituye un engaño de Satanás.”  - A fin de conocerle pg. 327.          

No subestiméis la importancia de las cosas pequeñas porque sean pequeñas.  Estos pequeños defectos se acumulan por acción y reacción, y se unen como varillas de acero.  Esa pequeña acción, esa palabra descuidada, se convierten en hábitos por la repetición,... y los hábitos forman el carácter... – A fin de conocerle pg. 211.



Cristo le dio al ser humano un ejemplo perfecto; pero los que se guían por lo que llaman un plan liberal, y son descuidados con las cosas pequeñas,  pronto manifestarán una amplia desviación del ejemplo de Cristo, el único Modelo verdadero.  Jóvenes y señoritas, ¿estudiaréis más detenida minuciosamente la vida de Cristo con oración, y la convertiréis en vuestra norma? (Manuscrito 6, 1878). - A fin de conocerle pg. 327.         

El Señor nos está probando para ver qué clase de fibra estamos poniendo en la edificación del carácter.  Si somos descuidados e indiferentes, negligentes y desatentos, en las cosas pequeñas de todos los días, nunca seremos aptos para otro servicio para Dios... El que es infiel en lo poco, con seguridad repetirá esta infidelidad si se lo coloca en posiciones más elevadas y si se le dan mayores responsabilidades...

La importancia de las cosas pequeñas no es menor porque son pequeñas; en cambio su influencia para el bien o el mal es enorme.  Ayudan a disciplinar para la vida. Son parte de la preparación del alma en la santificación de todos los talentos que Dios nos ha confiado.  La fidelidad en las cosas pequeñas en la realización de los deberes hace que el obrero de Dios refleje cada vez más a Cristo.  Nuestro Salvador es un Salvador para la perfección del hombre en su ser entero.  No es Dios de una sola parte del ser. La  gracia de Cristo obra para disciplinar toda la textura humana.  Él lo hizo todo.  Él ha redimido a todos.  Ha hecho participantes de la naturaleza divina a la mente, la energía, el cuerpo y el alma, y todos son su posesión adquirida.  Hay que servirle con toda la mente, el corazón, el alma y las fuerzas.  Entonces el Señor será glorificado en sus santos, aun en las cosas comunes y temporales.  "Santidad a Jehová" será la inscripción colocada sobre ellos (Youth's Instructor, 14-4-1898). -   A fin de conocerle pg. 333.



Debe haber una conversión radical en la forma como se trata con las diversas mentalidades.  Si cada injusticia aparente es considerada como una afrenta, si por cada injuria leve se exigen reparaciones con un espíritu diferente del de Cristo, si se emplea un lenguaje áspero, si se manifiesta espíritu de impaciencia que se agita e irrita ante dificultades pequeñas o grandes, pronto habrá un estado de cosas peor que si no se hubiera hecho nada para corregir el mal.  Si los creyentes manifiestan actitudes tales, y cada cual se siente libre de hablar en forma precipitada, habrá corazones que se sentirán miserables, familias desdichadas, y discordia y disensión en la iglesia. – Alza tus ojos pg. 57.

Nunca olvide que los pensamientos se traducen en acciones.  Las acciones repetidas forman los hábitos, y los hábitos forman el carácter.  Por lo tanto, si se presta atención a las cosas pequeñas no hay razón para temer que las cosas grandes lleguen a mancharse y corromperse. – Alza tus ojos pg. 87.

Al servir al Maestro no pasemos por alto las cosas pequeñas. Cada ser humano tiene que bordar en la trama de la vida, y si al final completa y perfecciona el modelo que se le ha dado, cada hebra debe ser trabajada cuidadosa y fielmente. La gracia de Cristo nos capacitará para bordar bien y diestramente. Cada día debemos hacer esfuerzos diligentes para mejorar. Cada día debemos emplear nuestra inteligencia cristiana para fortalecer al débil y animar al desalentado. Cada alma tendrá que pasar por una gran prueba. Entonces, ¿no trabajaremos, velaremos, oraremos y alabaremos al Señor? Gracias a esto nuestra experiencia será sumamente preciosa. Muchos creyentes han sufrido una gran pérdida porque no han buscado fervientemente al Señor con una fe que no puede ser negada. – Cada día con Dios pg. 75.

¡Cuán pocos comprenden la influencia de las cosas pequeñas en esta vida!  Los que resistan la prueba de Dios serán aceptados por Cristo.  La verdad, la salvadora verdad de la Palabra de Dios, cuando se la vive, nos prepara para gozar de la compañía de los redimidos.  Dios nos ayuda a apreciar la excelencia moral.  Las cualidades mentales refinadas y santificadas valen más que el oro de Ofir.  La formación de conceptos morales que concuerden con Dios es la obra de toda una vida.  Enseñen esto, mis queridos hermanos, por preceptos y ejemplos (Carta 37 a, del 1 de abril de 1903, a los Hnos.  Burden, del Sanatorio de Sydney, Australia). Cada día con Dios pg. 100.



Las zorras pequeñas son las que echan a perder las viñas; las pequeñas negligencias, las pequeñas deficiencias, las pequeñas faltas de honradez, las pequeñas desviaciones de los principios, [son] las que enceguecen el alma y la separan de Dios.

Las pequeñas cosas de la vida son las que desarrollan el espíritu y determinan el carácter.  Aquellos que descuidan las cosas pequeñas no están preparados para sobrellevar duras pruebas cuando éstas les sobrevengan.  Recordad que la edificación del carácter no finaliza mientras no termina la vida.  Cada día se coloca un buen o un mal ladrillo en su estructura.  Lo mismo podéis edificar en mala forma, o con exactitud y corrección levantar un hermoso templo para Dios.  Por lo tanto, al buscar hacer grandes cosas, no desperdiciéis las pequeñas oportunidades que os llegan cada día.  Aquel que desprecia las cosas pequeñas, y no obstante se ilusiona de que está listo para hacer cosas maravillosas para el Maestro, está en peligro de perderlo todo.  La vida no está hecha de grandes sacrificios o de maravillosas proezas, sino de cosas pequeñas. – Dios nos cuida pg. 179.

Mis hermanos y hermanas, no paséis por alto las cosas pequeñas buscando una obra mayor.  Podéis realizar con éxito la obra pequeña pero fracasaréis completamente al intentar una obra mayor y caeréis en el desánimo.  Manteneos firmemente donde veáis una obra que hay que realizar.

Realizando con vuestra capacidad lo que vuestras manos hallan para hacer, desarrollaréis los talentos 161y la aptitud para una obra mayor.  Al descuidar las oportunidades diarias y las cosas pequeñas, muchos llegan a ser sin fruto y se marchitan (Id., 26-8-1902). – Ministerio de Bondad pg. 160,161.
Miguel Martin


La importancia de los hábitos

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Nuestro carácter es formado por los hábitos que implementamos, nuestros hábitos por las acciones repetidas, nuestras acciones son el resultado de nuestros pensamientos y deseos y nuestros pensamientos surgen de lo que ponemos en la mente. Al final somos responsables de lo que somos y por ello debemos implementar buenos y sanos pensamientos.

“El que labra su tierra, se sacia de pan.”  – Proverbios 12:11

Este pequeño versículo nos expresa que el que trabaja su tierra, símbolo de la vida, su carácter, personalidad y mente será saciado de pan.

La verdad es que si trabajamos en nosotros mismos lograremos personalidades que serán una bendición.

Veamos la importancia de los hábitos

Los hábitos correctos y virtuosos que se forman en la juventud generalmente señalan el curso del individuo a través de la vida.  En la mayoría de los casos, los que reverencian a Dios y honran lo correcto habrán aprendido esta lección antes de que el mundo pueda grabar su imagen de pecado en el alma... – A Fin de conocerle pg. 42.

La Biblia nos da los principios.-

La Palabra de Dios abunda en principios generales para la formación de hábitos correctos de vida, y los testimonios, generales y personales, han sido considerados para atraer su atención más especialmente a esos principios.­ 2JT 279 (1889). 

Como una red de hierro.-

Una vez formado, el hábito es como una red de hierro. Ud. intentará luchar desesperadamente contra él, pero no podrá romperlo. Su única conducta segura consiste en edificar para el tiempo y la eternidad.­ Carta 117, 1901.

Las reglas del hábito.-

Todos tienen el deber de observar reglas estrictas en sus hábitos de vida. Esto es para vuestro propio bien, estimados jóvenes y señoritas, tanto en sentido físico como moral. Cuando os levantáis en la mañana, considerad hasta donde os sea posible el trabajo que debéis realizar durante el día. Si es necesario, tened una libreta de apuntes para anotar las cosas que debéis hacer, y estableced un tiempo en el cual llevar a cabo vuestro trabajo.­ Ev 473 (1897). 620

La regularidad en los hábitos mejora la salud.-

Nuestro Dios es un Dios de orden, y quiere que sus hijos estén dispuestos a organizarse y ponerse bajo su disciplina. ¿No sería mejor, por lo tanto, romper el hábito de hacer de la noche día, y noche las primeras horas de la mañana? Si los jóvenes quisieran formar hábitos de regularidad y orden, mejorarían su salud, su espíritu, su memoria y su disposición.­ YI, 28 de enero de 1897.

Eliminemos la causa de la enfermedad.-

Los hábitos correctos, practicados con inteligencia y perseverancia, eliminarán la causa de la enfermedad, y no habrá necesidad de recurrir a drogas fuertes. Muchos avanzan paso a paso hacia sus complacencias antinaturales, que producen un estado de cosas también antinatural.­ Ms 22, 1887; (MM 222).

Los hábitos apropiados fomentan la salud.-

La salud puede ser lograda mediante hábitos de vida apropiados, y puede esperarse, inclusive, que rinda interés. Pero este capital, más precioso que cualquier cuenta bancaria, puede ser sacrificado por la intemperancia en el comer y el beber, y así permitir que los órganos se malogren por causa de la inacción. Hay que dejar a un lado las complacencias preferidas; la haraganería debe ser vencida.­ 4T 408 (1880).

Hábitos que degradan las facultades superiores.-

Todo hábito que no promueva la acción saludable en el organismo humano, degrada las más altas y nobles facultades. Los hábitos erróneos concernientes al comer y al beber conducen a errores en el pensamiento y la acción.­ RH, 25 de enero de 1881; (CH 67).

Victoria sobre los hábitos preestablecidos.-

Los hábitos e ideas preestablecidos deben ser vencidos en muchos casos, antes de que podamos avanzar en la vida religiosa.­ RH, 21 de junio de 1887; (FE 118). 621

Es difícil desaprender los malos hábitos (consejo a un administrador).-

Será difícil para Ud. hacer ahora los cambios en su carácter que Dios le pide que haga, porque ya en su juventud le era difícil ser puntual y rápido para la acción. Cuando el carácter ya está formado, los hábitos fijados, y las facultades mentales y morales se han vuelto firmes, es sumamente difícil desaprender los malos hábitos y ser rápidos para actuar.

Ud. debería comprender cuál es el valor del tiempo. No tiene excusa si deja a un lado el trabajo importante, por desagradable que sea, con la esperanza de no hacerlo en absoluto, o con la idea de que se torne menos desagradable, mientras ocupa ese tiempo en asuntos agradables que realmente no son urgentes. Debería hacer primero lo urgente y lo que tiene vital interés para la causa, y sólo abordar los asuntos menos importantes después de haber llevado a cabo los esenciales. 

La puntualidad y la decisión en la obra de Dios son fundamentales. Las demoras son virtuales derrotas. Los minutos son de oro y deben ser aprovechados de la mejor manera posible. Las relaciones terrenales y los intereses personales siempre deberían ser secundarios. Nunca deberíamos permitir que la causa de Dios sufra en lo más mínimo por causa de nuestros amigos terrenales o nuestros parientes más queridos.­ 3T 499, 500 (1875).

Las tendencias heredadas y cultivadas se convierten en hábitos.-

La gran tendencia de Judas hacia el mal, heredada y cultivada, fue la codicia. Y al llevarla a la práctica se convirtió en un hábito que él manifestó en todos los negocios. Los principios cristianos de rectitud y justicia no tenían lugar en sus ventas ni en sus compras. Sus hábitos económicos desarrollaron en él una actitud mezquina que se convirtió en una trampa fatal. La obtención de ganancias fue la medida de su experiencia religiosa, y toda verdadera justicia estaba subordinada a esto. Aunque en lo externo seguía siendo discípulo, en la misma presencia de Cristo se 622 apropió de medios que pertenecían a la tesorería del Señor.­ Ms 28, 1897.

Los hábitos deciden el futuro.-

Hay que recordar que la juventud está formando hábitos que, en nueve casos de cada diez, decidirán su futuro. La influencia de las compañías  que tienen, de las amistades que entablan y de los principios que adoptan, los acompañarán toda la vida.­ 4T 426 (1880).

Los malos hábitos se forman con más facilidad que los buenos.-

Los niños son especialmente susceptibles a las impresiones; y las lecciones que aprenden en los primeros años los acompañarán toda la vida. Toda la información que adquieran nunca contrarrestará los malos resultados de la falta de disciplina en la infancia. Un descuido, repetido a menudo, forma hábito. Una mala acción prepara el camino para otra. Esa acción, repetida, forma hábito.

Los malos hábitos se forman con más facilidad que los buenos, y se los abandona con más dificultad. Se necesita menos tiempo y menos trabajo para malograr la disposición de un niño, que para imprimir principios y hábitos de justicia sobre las tablas del alma. Sólo mediante una constante vigilancia y una acción que contrarreste el mal, podemos tener esperanza de que la disposición se enderece.

El Señor estará con ustedes, madres, mientras tratan de formar buenos hábitos en sus hijos. Pero tendrán que empezar pronto el proceso de adiestramiento, o su futura tarea será muy difícil. Enséñenles línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito aquí y un poquito allá. Recuerden que sus hijos pertenecen a Dios, y que deben convertirse en hijos e hijas de él. Su intención es que las familias de la tierra sean muestras de la familia del cielo.­ RH, 5 de diciembre de 1889.

Los hábitos rara vez cambian.-

Los actos repetidos en cierto sentido se convierten en hábitos. Estos pueden 623 modificarse mediante una severa educación, en la vida posterior, pero rara vez se cambian. Una vez que se ha formado un hábito, se imprime más y más firmemente en el carácter.­ CN 185 (1880).

Atacar los malos hábitos de otros surte poco efecto.-

Poca utilidad tiene el intento de reformar a los demás atacando de frente lo que consideremos malos hábitos suyos. Tal proceder resulta a menudo más perjudicial que benéfico.   En su conversación con la samaritana, en vez de desacreditar el pozo de Jacob, Cristo presentó algo mejor. "Si conocieses el don de Dios [dijo] y quién es el que te dice: Dame de beber: tú pedirías de él, y él te daría agua viva" (Juan 4: 10). Dirigió la plática al tesoro que tenía para regalar y ofreció a la mujer algo mejor que lo que ella pose, el agua de vida, el gozo y la esperanza del evangelio.­ MC, 114 (1905).

El deseo de reforma procede del anhelo de hacer lo recto.-

Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y abandonan algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un esfuerzo por reformarse, nacido de un sincero deseo de hacer el bien, es el poder de Cristo el que los está atrayendo. Una influencia de la cual no se dan cuenta obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar su cruz y contemplar a quien han traspasado sus pecados, el mandamiento es percibido por la conciencia. Se les revela la maldad de su vida, el pecado profundamente arraigado en su alma. Comienzan a entender algo de la justicia de Cristo, y exclaman: "¿Qué es el pecado, para que exigiera un sacrificio tal por la redención de su víctima? ¿Fueron necesarios todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, para que no pereciéramos, sino que tuviéramos vida eterna?".­ CC 25 (1892). 624

Los malos hábitos deben ser vencidos.-

Al contemplar como por medio de un espejo la gloria del Señor, Señor, transformados a su imagen, de gloria en gloria, por su Espíritu. Esperamos demasiado poco, y recibimos de acuerdo con nuestra fe. No debemos aferrarnos a nuestros propios métodos, planes e ideas; debemos ser transformados por la renovación de nuestra mente, para que podamos comprobar "cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta". los pecados que nos asedian deben ser vencidos, y los malos sentimientos deben ser desarraigados, y un carácter santo y santas emociones deben ser engendrados en nosotros por el Espíritu de Dios.­ Carta 57, 1887.

Cuando nos oponemos a los malos hábitos, éstos ofrecen la más vigorosa resistencia; pero si la lucha prosigue con energía y perseverancia, es posible vencerlos.­ 4T 655  (1881).

La gracia de Cristo quebranta los malos hábitos.-

Los hombres necesitan aprender que no pueden poseer en su plenitud las bendiciones de la obediencia, sino cuando reciben la gracia de Cristo. Esta es la que capacita al hombre para obedecer las leyes de Dios y para liberarse de la esclavitud de los malos hábitos. Es el único poder que puede hacerlo firme en el buen camino y ayudarlo a permanecer en él.­ MC 78 (1905).

Por medio del poder de Cristo, los hombres y las mujeres han quebrantado las cadenas de los hábitos pecaminosos. Han renunciado al egoísmo. El profano se transforma en reverente, el borracho en sobrio, el libertino en puro. Las almas que reflejaban la imagen de Satanás han llegado a transformarse a la imagen de Dios.­ HAp 392 (1911).

Pensamientos y actos correctos pueden convertirse en hábitos.-

La única seguridad para el alma consiste en pensar bien, pues acerca del hombre se nos dice: "Cual es su pensamiento en su alma, tal es él" (Prov. 23: 7). El poder del 625 dominio propio se acrecienta con el ejercicio. Lo que al principio parece difícil, se vuelve fácil con la práctica, hasta que los buenos pensamientos y acciones llegan a ser habituales.­ MC 392 (1905).  - Mente Carácter y Personalidad tomo 2 pg. 619 – 625.



Lista de Hábitos básicos

Habito de la oración – Daniel 6:10.

El habito de leer la escritura – 1 Timoteo 4:13.

Habito del trabajo – 2 Tes. 3:6-10.

Habito de la consistencia – 1 Corintios 15:58.

El habito del buen pensamiento – Fil. 4:8.

El habito del esfuerzo – Josué 1:9.

El habito del servicio – Marcos 10:44.

El habito de controlar la ira – Proverbios  14:29.

El habito del autocontrol – Proverbios 25:28.

El habito del perdón – Mateo 6:12.

El habito de estar organizado. – 1 Corintios 14:40.

El habito de usar bien el tiempo. Ecl. 3:1.

El habito de amar – Mateo 5:44.

El habito de comer bien – Proverbios 23:1-3.

Por lo tanto recordemos que:

Los hábitos e ideas preestablecidos deben ser vencidos en muchos casos, antes de que podamos avanzar en la vida religiosa.­ RH, 21 de junio de 1887; (FE 118). 621



En la construcción de mejor hábitos



Su hermano



Miguel Martin